Así se mostraba el torero charro al día siguiente de la gesta en la Monumental de Barcelona, cuando su segundo toro le infirió una cornada en el glúteo, condicionando así lo que podría haber sido sin duda su salida por la puerta grande pues la faena estaba siendo de "ole" y con el público totalmente entregado.
La noche la ha pasado con dolores pero sin fiebre. Preocupa igualmente la luxación de hombro que se produjo al caer y colocarse el mismo el hombro para entrar a matar tras el percance.
El ánimo está muy alto, pues es consciente de que lo que pasó ayer fue una gesta valedera para el futuro, que fue una pena tener que salir en ambulancia el lugar de a hombros, pero con la satisfacción del deber cumplido.
Foto: Domingo en la clínica de Barcelona
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